José Pereira, es un buzo curtido y arriesgado percebero, además de experto angulero y proveedor a particulares y establecimientos de hostelería asturianos.
Haciendo valer su privilegiada posición de acceso a los mejores productos marinos, inauguró su restaurante-tienda de diseño.
En las grandes pizarras que cubren sus paredes se detallan los precios de los mariscos del día, que se sirven recién hervidos o fritos, cuando no guisados.
Un exultante género que atiborra sus vitrinas; quisquillas, percebes, centollos, langostas, bugres, ostras, zamburiñas,... y por supuesto, percebes. Mariscos listos para degustar en la barra, en su comedor interior o para llevar a casa vivos o recién cocidos.
Como complemento, calamares rebozados o tacos de pixin (rape) fritos que llegan exhalando aromas a yodo como todos los productos de la casa.
Tampoco se olvidan de los pescados (besugos, rodaballos, lubinas, lenguados y reyes de mar abierto), preparados con recetas elementales.
Para facilitar el disfrute se ofrece champán y varios vinos blancos por copas.
Y para animar a su clientela, se acometen promociones diarias.
Un conjunto apabullante.
A la entrada dispone de una tienda con relucientes mostradores acristalados y cetáreas abiertas por ojos de pez que exhiben, latentes de vida y controlados de pureza, percebes, ostras, quisquillas, vieiras, zamburiñas, almejas, bugres, andaricas, ñoclas, santiaguinos, langostas y lo que la temporada y el Cantábrico proporcionen cotidianamente, todo con su origen, su precio y sus precisas básculas para convertirnos la cocina hogareña en sucursal del Ritz.